Os comparto este artículo, aunque sea ya algo antiguo, ya que aun hay que despertar muchas conciencias. El autor del artículo es Julio Ortega Fraile.
En estos días, en los que no pocos ciudadanos están exigiendo la redacción de la prometida Ley de Protección Animal, así como la elaboración en ámbitos locales de una legislación que no contemple el sacrificio de perros como protocolo de actuación habitual, uno se imagina que esas personas, profundamente preocupadas por el estado de indefensión en el que se encuentran los animales, mirarán con envidia hacia los Ayuntamientos en los que por norma, sólo se puede matar a los perros abandonados y recogidos en casos muy excepcionales.
Pues no es así. Se nos antoja que en ocasiones, la legalidad es apenas un formalismo con alto valor efectista y nula validez efectiva. El último caso conocido lo tenemos en lo que parece haber ocurrido en el CAAC (Centro Municipal de Acogida de Animales de Compañía) de Barcelona, con un cachorro de un año llamado Zeus que ha sido sacrificado, presuntamente, de un modo irregular. Lo que sigue es un resumen de los hechos:
En noviembre de 2009 entró el animal en la perrera. En diciembre, el responsable de educación canina del Servicio de Etología (estudio del comportamiento de los animales) Clínica del Hospital Clínico veterinario de la UAB, utilizó a Zeus en un curso con voluntarios y lo describió como un perro atractivo, inteligente, capaz de atender y algo posesivo. Ese mismo mes fue adoptado por una pareja que lo devolvió al Centro por gruñir a la mujer. Varios voluntarios del CAAC, que trataron tras su regreso con Zeus, han confirmado que era juguetón y mimoso, no teniendo ninguno de ellos problema alguno con el perro. A finales de enero de 2010, otra pareja joven decidió acogerlo y se lo entregaron, aunque una cuidadora expresó su desacuerdo pues a su juicio, no disponían del perfil adecuado para atender a Zeus, (conviene recordar que la idoneidad de un adoptante es un requisito obligatorio para cederle a un perro). Cuatro días después éstos también lo restituyeron por el mismo motivo, gruñir. En ninguno de los dos casos mordió a nadie. Al día siguiente de su devolución, jugando con él, el perro atrapó la muñeca de una voluntaria sin causarle ni un rasguño.
Según los testimonios, responsables del CAAC decidieron entonces encerrar bajo candado a Zeus, impidiendo que fuese paseado por ningún voluntario. El 30 de Enero, veterinarios de la perrera con el respaldo de la Agencia de Salud Pública, acordaron que Zeus sería sacrificado, resolución a la que mostraron su oposición varios trabajadores del CAAC, los mismos que le explicaron a una de las voluntarias que el único modo de salvarle la vida, era encontrarle un adoptante con un perfil de educador canino – etólogo. Un día después, esta voluntaria se presentó en el Centro con una adoptante, que no sólo era educadora canina, sino también cuidadora en una Protectora, y contaba con el respaldo de un etólogo que se había comprometido en la educación del perro. En el CAAC, al saber esto, indicaron que consultarían con la Agencia de Salud Pública y que se pondrían en contacto con los aspirantes a nuevos adoptantes. Cinco días después y aparentemente sin que avisaran a nadie, mataron a Zeus. Tras conocer lo ocurrido e insistir en ello, la única explicación que recibieron de una de las veterinarias que apoyaba el sacrificio, según afirman, es que desde la Agencia de Salud Pública confirmaron la orden.
Ahora vayamos a las consideraciones. Zeus en ningún momento fue catalogado como GPP (perros peligrosos), lo que hubiera sido lógico si como aseguran desde el CAAC, mostraba agresividad ya el primer día. Esta clasificación tendría que haber sido determinada por un etólogo, pero en el Centro parece ser que no cuentan con ninguno. Tampoco, a la vista de las declaraciones de aquellos que los han solicitado, son capaces de mostrar informes con los supuestos ataques del perro ni parte alguno de las lesiones que hubiera podido causar en sus pretendidos ataques. No enseñan un documento firmado que acredite quien tomó, según ellos, la “decisión consensuada” de sacrificar al perro. No explican porqué, teniendo el animal un adoptante cualificado para acogerlo, éste indica que lo ejecutaron sin informarle previamente del resultado de la consulta tal y como indicaron que harían.
La Ley de Protección Animal en Cataluña dice que: “»A estos derechos que se le otorgan, se añade la prohibición del sacrificio de todos los perros y los gatos que han sufrido abandonos por falta de responsabilidad de sus propietarios y que, a pesar de ello, merecen que su vida transcurra en condiciones dignas y que sea respetada”. Y si bien desde el CAAC y según manifiestan, pretenden ahora justificar la muerte de Zeus amparándose en la agresividad del animal, lo cierto es que una decisión así no puede ser tomada sin que antes sea estudiado por el profesional al que le corresponde hacerlo, y sin que existan documentos firmados que acrediten la “necesidad” de esa medida. Y una muestra de lo dudoso de esa agresividad esgrimida como disculpa desde el CAAC, es que el perro no fue a su entrada aislado para realizarle un seguimiento y valoración, como hubiera sido preceptivo en tales circunstancias, sino que se entregó y por dos veces en adopción, lo que hace cuando menos dudar de tal versión. Y aún surge otro interrogante: si a la vista del protocolo que se le aplicó, correspondiente a un perro normal y en ningún caso violento, lo que muestra que no lo era, realmente el animal tuvo esos episodios de agresividad posteriores, ¿qué fue lo que provocó tal cambio en su conducta?, acaso la respuesta pueda ilustrarnos sobre el trato que recibió en la perrera.
No parece, a la vista de las explicaciones ofrecidas por el CAAC hasta el momento a una de sus cuidadoras, que este Centro se distinga por su transparencia, pero la cuestión es que estamos hablando de una vida, ya sabemos que no es la de un ser humano y que en la Sociedad en la que vivimos, un perro al que han matado surgiendo dudas muy serias sobre el modo en cómo lo han hecho, no es una cuestión trascendente excepto para unos cuantos empeñados en que los derechos de estas criaturas sean respetados. Pero más allá de ese egoísmo, de semejante demostración de especismo, tenemos la obligación de no pasar por alto tan triste y sangrante suceso y exigir que se esclarezca lo ocurrido.
Hemos de hacerlo por nosotros, porque nos merecemos que las instituciones públicas nos rindan cuentas de su gestión, y también por todos los Zeus que han sido y que serán. No es el CAAC, si atendemos a la abundante información publicada, un Centro con fama de dispensar a los perros el mejor trato y atención, no hay más que consultar los numerosos testimonios que existen y los casos documentados de otros animales que presuntamente, corrieron allí idéntica suerte y también en circunstancias extrañas. Es muy fácil decir que un perro es agresivo y matarlo, pero para tomar esa decisión y sobre todo donde la Ley impide el sacrificio como norma salvo casos muy contados, la obligación es acreditar de forma suficiente que dicho perro constituye una de esas excepciones y que además, no se dan las circunstancias especiales que se contemplan para evitar su muerte. Hay motivos suficientes para tener al menos sospechas de que en el caso de Zeus, ambas consideraciones fueron presuntamente despreciadas.
Matar a un animal por su agresividad, es en todo caso el reconocimiento de nuestra ineptitud. Los seres humanos hablamos y en ocasiones, también gritamos furiosos, llegando a veces, para defendernos, a recurrir al contacto físico. ¿Nos sacrifican por eso?. Pues los perros mueven el rabo, ladran, gruñen y a veces, echan la boca. Convertir esas reacciones naturales en una razón para asesinarlos, que otro nombre no tiene, demuestra un inmenso egoísmo y sobre todo una ignorancia muy profunda. Si encima no queda demostrada esa agresividad pero se recurre igualmente a su ejecución, entonces la conducta tiene otra denominación que ya entra probablemente en el campo de la vulneración de la Ley. La muerte de Zeus es ya irremediable, pero las consecuencias que se deriven de ella, pueden tal vez evitar otras muchas.