Un propietario de un videoclub se enfrentaba a una sentencia de un año de prisión por habérsele intervenido 6 fotocopias de carátulas de videojuegos. Por lo visto el acusado fotocopiaba las portadas de los juegos que alquilaba para que los clientes no deterioraran las originales, pero además ofrecía el servicio de fotocopiar las carátulas que llevaban los clientes con una fotocopiadora a color que disponía en el local.
La sentencia absolutoria, que puede leerse en la web del Bufet Almeida, considera que los hechos entran dentro del ámbito de la copia privada, a pesar de que el dueño del videoclub cobrara por relizar las copias, ya que éstas eran aportadas por los clientes. Un argumento similar ya falló hace tiempo en las famosas copiadoras de cds de la empresa CopyPlay, pero no está de más que lo recordemos.