Investigadores de Microsoft están desarrollando un protocolo propio de compartición de archivos, que según ellos permitirá distribuir más cómodamente grandes archivos a través de Internet.
Conocido con el nombre clave de Avalanche, la tecnología es similar al popular BitTorrent en el sentido que de funciona dividiendo los archivos en pequeños pedazos para facilitar su distribución.
Los usuarios finales obtienen dichos trozos de terceros usuarios, para finalmente ensamblarlos y crear el archivo original.
La intención es reducir el ancho de banda asociado a la distribución de grandes archivos y evitar en lo posible la necesidad de disponer de costosísimos servidores centrales que devoran enormes cantidades de ancho de banda.
No obstante en los sistemas de pares el problema se produce cuando los usuarios intentan descargar piezas «raras», compartidas por pocos usuarios.
Un problema que según Peter Key de Microsoft cree que pueden solventar mediante el desarrollo de un algoritmo especial que facilita a cada trozo información del resto.
Ello lo está solventando Microsoft mediante el desarrollo de un algoritmo especial que facilita a cada trozo información del resto, de manera que si se pierde un trozo este podrá ser reconstruido a partir de los demás.
Destacar también la ausencia de “trackers” del sistema, lo que evitará la necesidad de disponer de servidor centralizado alguno.
Finalmente y como contrapartida Microsoft cada uno de los usuarios de la red “firmara” cada archivo, evitando de esta manera el anonimato en la red.
Más información en el artículo que aparece a continuación:
Enlace: Artículo en Bink.nu.
¿Otras diferencias de Avalanche respecto a BitTorrent?
Pues hay que apuntar otras dos nada menores (vía InfoWorld): la ausencia de trackers y un mecanimo por el cual todo lo que se comparte viene firmado de forma inequívoca. ¿Qué significa esto? Pues que es una red de intercambio diseñada especialmente para evitar el anonimato. Este aspecto puede traer cola pues encaja en las exigencias de las discográficas y gestoras de derechos de autor en los distintos juicios que se siguen contra sistemas P2P y a las que las empresas detrás del software para intercambio de ficheros siempre han contestado que en un sistema descentralizado no es posible identificar quién comparte qué. Al margen de otras consideraciones sobre la Propiedad intelectual, hay muchos casos en que el anonimato no es sólo recomendable, sino muy necesario. Si no, que se lo pregunten a todos los blogs chinos a los que Microsoft y Google, entre otros, ayudan a censurar o todos los países en los que difundir ciertas ideas equivale a caer preso.