Mientras en el Reino Unido han obligado a Microsoft a retirar una campaña publicitaria que compara el coste de Windows y Linux por publicidad engañosa, en Brasil le han condenado por competencia desleal a pagar un 10% de las ventas que realizó al gobierno durante el año 1997. Esta sentencia no tiene relación con las prácticas monopolistas que ya le causaron serios problemas legales en Estados Unidos y Europa, sino con la concesión de exclusividades de distribución a determinadas empresas.